El miedo es el camino hacia el Lado Oscuro, el miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento

29 de abril de 2010

Clerks I













Diálogo sobre los trabajadores de la Estrella de la Muerte:

Randal.- ¿A ti cuál te gustó más, el Jedi o el Imperio contraataca?

Dante.- El Imperio

Randal.- ¡Qué blasfemia!

Dante.- El Imperio tiene un final mejor: a Luke le cortan la mano, descubre que Darth Vather es su padre, a Han lo congelan y parece que ha muerto… es deprimente. Verás la vida es así, una sucesión de finales tristes. En el Jedi solo había muñecos.

Randal.- Hay otra cosa en el Jedi y no me he dado cuenta hasta ahora. Construyen otra Estrella de la Muerte.

Dante.- Sí

Randal.- La primera estaba completamente terminada antes de que la destruyeran los Rebeldes.

Dante.- La revienta un disparo de Luke.

Randal.- La segunda estaba a medio construir cuando la destruyen.

Dante.- Cortesía de Lando Calrrisian.

Randal.- Había algo que no encajaba cuando la ví por primera vez, no sabía lo que era, pero algo no encajaba.

Dante.- Y ahora lo sabes…

Randal.- En la primera Estrella de la Muerte sólo estaba el ejército Imperial, abordo solo había soldados y dignatarios imperialistas.

Dante.- Supongo que sí.

Randal.- Cuando la destruyen el mal recibe su castigo.

Dante.- ¿Y la segunda Estrella qué?

Randal.- La segunda Estrella no estaba terminada, aún la estaban construyendo.

Dante.- ¿Y qué?

Randal.- Que una obra de esa magnitud requeriría muchos más hombres de los que había en el ejército imperial. Seguro que tuvieron que contratar a trabajadores autónomos: albañíles, fontaneros, electricistas…

Dante.- Quieres decir que no eran imperialistas.

Randal.- Exacto. Para poder construirla rápida y en secreto había que contratar a civiles. Un soldado imperial no sabe instalar un retrete, solo sabe matar y llevar uniforme blanco.

Dante.- De acuerdo, contrataron a trabajadores autónomos. ¿Y eso qué importancia tiene?

Randal.- Todos esos inocentes trabajadores también mueren. Son bajas de una guerra que no les atañe. Ponte en su lugar: tú eres un albañil y el gobierno te ofrece un trabajo bien pagado. Tienes esposa e hijos y una casa en los suburbios. Es un contrato con el gobierno, tiene toda clase de ventajas. De repente, aparecen unos rebeldes que van fundiendo todo lo que pillan con sus rayos láser. A ti ni te va ni te viene, no tienes ideas políticas. Sólo intentas ganarte la vida…

Cliente.- No me gusta interrumpir, pero ¿de qué estáis hablando?

Randal.- Del Retorno del Jedi.

Dante.- Mi amigo quiere convencerme de que los trabajadores autónomos que trabajaban en la segunda Estrella de la Muerte fueron víctimas inocentes de los Rebeldes.

Cliente.- Yo soy un trabajador autónomo: “Reformas del hogar en el acto”. Como albañil os diré que las convicciones políticas son decisivas a la hora de aceptar un trabajo.

Randal.- ¿Por ejemplo?

Cliente.- Hace tres semanas me ofrecieron un trabajo. Una mansión preciosa, con una parcela enorme. Sólo había que arreglar las tejas. Me dijeron que si lo terminaba en un día me pagarían el doble. Después me enteré de quién era la casa.

Dante.- ¿De quién era?

Cliente.- De Dominic Bambino.

Randal.- ¿Bambino ‘cara de niño’? ¿El gangster?

Cliente.- El mismo. La paga era buena, pero el trabajo era peligroso. Yo sé como se las gastan esos tipos, y por eso le pasé el encargo a un amigo.

Dante.- Así se portan los amigos.

Cliente.- A la semana siguiente, la familia Foresci tomó al asalto la casa de ‘cara de niño’. A mi amigo lo mataron de un tiro, no pudo acabar la obra.

Randal.- Increíble.

Cliente.- Yo estoy vivo porque sabía el riesgo que corría trabajando para ese cliente. Mi amigo no tuvo tanta suerte. Todos los trabajadores que estaban en esa Estrella de la Muerte sabían el riesgo que corrían, si les mataron fue por su culpa. Hay que hacer caso al corazón, no al bolsillo.

1 comentario:

  1. Me acuerdo de ese diálogo. ¡Es genial! Yo lo uso mucho como referente para hablar sobre las decisiones coherentes en la vida.

    ResponderEliminar

Deja tu comentario y que la fuerza te acompañe... siempre.